La trepidante historia de esta monja metida a soldado está llena de picaresca, lances y viajes. Al libro le doy un 7, pues la historia me ha gustado, pero me han fastidiado ciertos asuntos.
La verdad, comprendo que Cátedra es una editorial exquisita en cuanto a calidad de trabajo. Pero creo que esta vez se han pasado de sobremanera.
El libro abulta poco (a penas 198 páginas) y se compone de una introducción abultada (unas 72 páginas), el texto (unas 83 páginas) y unos apéndices.
La introducción empieza hablando de la carencia de escritores sudamericanos hasta casi el siglo XIX (no le veo mucho sentido hablar de esto), pasando por la sexualidad de la protagonista y de si el texto es verdadero o no; y termina hablando de un olvidado conflicto vasco-castellano en Potosí. Francamente un prologo más corto y condensando todo lo tratado hubiera estado mejor. La otra cosa que me ha fastidiado son las excesivas notas a lo largo del libro (253 notas nada más), de todo tipo, muchas de ellas son comparaciones entre diferentes versiones editadas, otras notas explicativas que son auténticos párrafos monstruosos (los cuales si te pones a leerlos te pierdes) y otras son correcciones varias de diferentes palabras. Con frecuencia he perdido el hilo de lo que estaba leyendo por hacerle caso a las notas. Le hubiera venido bien alguna nota más sobre expresiones ya que el lenguaje del siglo de oro es rico en expresiones, dobles sentidos y palabros (por suerte tengo un gran diccionario sin igual para estos ultimos).
Los apéndices son 3 pequeñas crónicas que cuentan la historia de la Monja incluso más allá de donde va su autobiografía, contando la última parte de su vida y su muerte. Estos carecen de notas, pues ya en el texto anterior se han hecho todas las anotaciones posibles.
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