La verdad es, que me da vergüenza reconocerlo; pero a los autores clásicos los tengo muy olvidados, y Hans Christian Andersen no es excepción. Quizás ese olvido, me refiero al olvido de leer, se deba a los dibujos animados o a los cuentacuentos, que ambos, sin pretenderlo, abrevian el trance de la lectura y evitan muchas veces el interesarse por el texto original. A esto he decidido ponerle fin saltando a la palestra y leyendo este clásico olvidado o al menos desconocido por estas tierras.
Los zapatos rojos es una historia peculiar, se trata de una historia moral, que precisamente no la calificaría yo como para niños. Nos cuenta la historia de una niña pobre, que al saltar a una posición más elevada, termina siendo victima de su propia vanidad. Al terminar de leer la historia me ha quedado una extraña sensación, como si no hubiera entendido el final, o parte la historia en sí. Quizás esto sea una invitación para que en un futuro no muy lejano, vuelva a leerlo y a sacar una nueva conclusión.
Sobre la presente edición, no puedo más que lanzar vivas por doquier. Impedimenta, es una brillante editorial que en estos tiempos difíciles lucha a capa y espada por demostrar que todavía se pueden hacer ediciones de alta calidad, y no insultando al lector con papeles ácidos y con traducciones de dudosa alabanza como hacen otras editoriales. La traducción, la cual corre a cargo de Enrique Bernárdez, a sido realizada directamente del danés. Las ilustraciones, presentes a lo largo y ancho de toda la obra, dándole un aspecto genial y único para el disfrute de la vista, corren a cargo de la ilustradora Sara Morante.
Y sobre el autor y su obra, ¿Quien no conoce "El patito feo", "El soldadito de plomo", "El traje nuevo del emperador", "La sirenita" o "La princesa del guisante"?, cuentos que son famosos, diría yo que en todo el orbe; pero pecaría de listillo si os hablara de la vida Hans Christian Andersen como si supiera de ella, por ello aunque sea pecar de vagancia, os pongo el extracto biográfico que Impedimenta nos ofrece:
Hans Christian Andersen nació en Odense (Dinamarca) en 1805 y vivió una infancia pobre y desgraciada. Hijo de un zapatero instruido pero enfermizo y de una lavandera alcohólica, era habitual verle durmiendo debajo de un puente o mendigando una moneda por las calles.
A los catorce años se fugó de casa y se fue a Copenhague, donde intentó ser cantante de ópera y bailarín, pero ninguna de estas vocaciones cuajó. Son sus más de 150 cuentos infantiles, entre ellos El patito feo, El traje nuevo del emperador, La reina de las nieves, Los zapatos rojos, El soldadito de plomo, El ruiseñor, El sastrecillo valiente y La sirenita los que lo han llevado a ser reconocido como uno de los grandes autores de la historia de la literatura. Murió en agosto de 1875, varias semanas después de caerse de la cama y producirse heridas de las que ya no pudo recuperarse.
Dicen que un buen libro empieza, cuando terminas de leerlo, cuando te remueve algo dentro y te hace pensar. Quizás esa sensación que te quedó era el objetivo del libro, que tú continúes la historia en tu mente.
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